La instructora tiene una amplia experiencia en esta práctica, ha escrito tres libros y fundó un negocio exclusivo para personas que buscan calidad en el ejercicio. Con 28,7 mil seguidores en Instagram, la idea a futuro es crear un centro online para ampliar los límites de sus enseñanzas. Aquí te contamos su historia desde los inicios.
Natalia Vivanco (28) es maestra de pilates integral hace cuatro años, ha publicado tres libros y lanzó hace dos meses Brella, un negocio de venta de artículos deportivos para todo público, pero con enfoque en personas que recién están partiendo. ¿La idea? que la experiencia sea completa y que el principiante no desista por lo complejo y frustrante que pueda ser el primer día.
La instructora tiene 28,7 mil seguidores en su Instagram exclusivo para deportistas. Sus videos son sobre cómo hacer ejercicio, las posturas, los implementos y cómo practicar sin lesionarse. De hecho, a modo personal escogió construir su carrera repitiendo este mantra: “ir lento, pero aprendiendo, dedicarme a ayudar a las personas que quieren entrar en el mundo del deporte a su ritmo”, explicó.
En una entrevista vía zoom desde su casa en La Serena, Natalia Vivanco está envuelta en una frazada blanca y un pequeño gatito anaranjado la rodea para jugar, Valentino. Pero ella está concentrada recordando cómo fue el inicio, cuando ella era principiante. Y relató que tampoco fue fácil encontrar su camino.
A los 24 años se dio cuenta de que la carrera de Obstetricia y Puericultura en la Universidad de Santiago no era lo que quería. Era su último semestre, le faltaban un par de internados para egresar, pero en la medida que avanzaban, sus pies más se resistían a continuar. “Hice mi práctica en neonatología (estudio que se dedica a los cuidados de los recién nacidos) y me cargó, no podía dormir. Fue así como tomé mi decisión, llamé al hospital y les dije que hasta aquí llegó, se acabó”, afirmó tajante.
La jefa de carrera, que justamente se dedica a esta práctica en los recintos de salud, no lo podía creer. A su juicio era una excelente alumna con múltiples capacidades y trató de convencerla. Sin embargo, Natalia Vivanco fue firme y reiteró: “para mí la obstetricia se terminó”.
¿Y por qué se acabó tan abruptamente?
Mi entorno no se esperaba que yo terminara así mi paso por la universidad, pero yo me sentía mal. Pasé por un período muy difícil, fui a la psicóloga e hice terapia. Y tras dejar mi carrera, los seis meses después fueron muy complejos, no sabía qué hacer. Mi mesada eran $100.000 y decidí hacer muchos mini cursos: fotografía, diseñadora y puras cosas así. En ese tiempo mis papás estaban muy enojados.
Entonces, la psicóloga me hizo un ejercicio para encontrar mi vocación, me dijo “imagina en qué momentos eres feliz”. Y yo le pregunté: “cómo así feliz, ¿qué imagine que soy feliz?”. Y la experta le reiteró que sí, que busque en su mente escenas que disfrutara.
El deporte -fue lo primero que pensó Natalia, y respondió -cosas prácticas, algo que me conecte con el momento presente.
La instructora recordó que en sus momentos más oscuros, el deporte siempre fue un chaleco salvavidas. Cuando se enojaba, se frustraba o quería escapar.
Y mi deporte era pilates, lo practicaba desde que llegué a Santiago a estudiar a los 19 años. Si me sentía mal a veces iba dos veces al día. Y decidí que lo iba a intentar, que quería ser maestra de pilates integral.
En 2017 Natalia Vivanco llegó al centro Huara, ubicado en calle Lérida 8563, Las Condes. Lo escogió entre muchas opciones porque era serio y con un temario bien definido. Y pese a que le quedaba lejos de su casa, a una hora y media en transporte público, se arrojó a la aventura.
Cómo ser instructora
Yo no creía que era posible, cómo me iba a ir bien haciendo clases de pilates… ¿quién vive de eso?, me iba a morir de hambre -relató.
Y después de terminar el curso, ¿cuál fue el siguiente paso?
Trabajar… y eso era más difícil. Sin embargo, tuve suerte, porque todo se me dio. Empecé haciendo clases en Santiago, con una alumna que estaba embarazada, pero preferí venirme a La Serena. Tiré un currículum en Espacio Pilates, sin esperanza, pero estaban buscando un reemplazante por cuatro meses. Cuando llegué, justo habían escogido a alguien, pero guardaron mis datos. A los días me llamaron. Su opción desistió de la pega y yo ingresé. Eso fue muy fácil -expresó Natalia, que se rió recordando la escena.
Al tiempo estalló la pandemia del coronavirus y cerró Espacio Pilates. La instructora decidió reinventarse y como muchos deportistas en esa época se dedicaron a las clases online. Sin embargo, Natalia tenía esta idea en mente hace mucho rato. La propagación del covid-19 aceleró el objetivo de crear un estudio exclusivo para pilates integral.
Durante el confinamiento escribió sus tres libros: Manual Digital de ejercicios Pilates Integral y Fitball; Manual Digital de ejercicios Pilates Integral y Mancuerna y Manual Digital de ejercicios Pilates Integral y Mancuerna. La maestra reveló que “es matea” y que le gusta dominar lo que practica para dedicarse en profundidad al estudio del deporte.-La pandemia para mí fue muy buena. Antes del coronavirus Benjamín, mi pareja, me había alentado a comprar los artículos para hacer clases online. Y tenía todo, las luces, el espacio, todo. Pero nunca me lo tomé en serio, porque tenía la experiencia presencial. Y con el virus entrar a dar clases en línea fue fácil, las redes sociales y hacer ejercicio se pusieron de moda.
La técnica de la maestra
La instructora combinó todo lo que sabía para hacer clases de pilates integrales online. Si en sesiones presenciales se concentraba en mirar los ejercicios de sus alumnas y alumnos; en la experiencia en línea el enfoque fue tener la capacidad de transmitir vía oral cada movimiento para que la persona pueda repetirlo. Hasta el más mínimo detalle, como postura de manos, dedos, abdomen, en fin, todo.
Uno hace ejercicio con todo tipo de personas, algunos no prenden la cámara y me aseguro que realmente entienda la instrucción. Puedo repetir un millón de veces lo mismo, la inhalación, exhalación, las posturas, ese fue el mayor cambio de la metodología. Y para hacer clases online la clave es dar muchas opciones, porque la gente tiene diferentes necesidades.
Natalia reveló que el coronavirus coincidió con su propio crecimiento como profesora. Se dedicó a nutrir su práctica con la incorporación de yoga y stretching, para poder tener más herramientas. “Construí mi método personal”, remató.
¿Qué se viene para el futuro?
Crear un centro online completo dedicado a la práctica de pilates. Creo que eso lo haré entre 2022 y 2023, porque desde allí puedo extender mis conocimientos fuera de las fronteras físicas y salir de La Serena.
Brella: el negocio donde cada implemento es ergonómico
Su último emprendimiento es Brella, el espacio deportivo dedicado a principiantes y avanzados. Junto a su pareja, Benjamín Espinosa, decidieron armar un tipo de negocio dedicado a la venta de artículos de pilates y yoga, pero con exhaustivo cuidado para que fueran productos ergonómicos.
Brella vende todo el equipamiento para un practicante: mat, mancuernas, pelotas, aros, cintas e incluso los libro de Natalia Vivanco. Se escogió importar desde Asia, con un proveedor que contactaron durante la pandemia y que en su primer encargo la calidad de los materiales fuera excelente.
¿Por qué es importante tener buenos implementos?
Para no lesionarse -dijo Natalia con rapidez. -Si se escoge cualquier mat, por ejemplo, de los chinos esos que te cuestan $7.000 las personas se resbalan a penas empiezan a transpirar. Lo conversamos mucho con Benjamín, qué cosas queríamos. Y yo dije que un mat que tuviese las líneas de las posturas dibujadas para que mis alumnos pudieran tener independencia en sus prácticas.
La instructora contó que las mancuernas son ergonómicas para evitar la tendinitis e incluso los bloques son ligeros porque los de madera al ser pesados se pueden caer.
Antes de crear Brella probaron todos los artículos, con varios materiales. Incluso Natalia compró tres tipos de mat antes de decidirse por el de caucho. Y es que pese a que puede ser más caro en el mercado, la duración de su vida útil es de tres años, versus los de goma eva que se descascaran a los seis meses.
Queremos ofrecer sólo cosas de alta durabilidad y de materiales sustentables. Aunque no sean los precios más bajos, no vamos a vender basura. Lo barato cuesta caro -aseguró.